Es curioso que Sean Connery interpretase Los Vengadores en 1998 y 5 años después una película que es la base de Los Vengadores de Marvel.

Tarde o temprano teníamos que hacer la reseña de una película obligada de comentar en cualquier página web de cine que se precie por una sencilla razón: es la película que despedió a Sean Connery del cine como actor principal.

Por este detalle la cinta ya merece un espacio ahora bien, queremos buscarle alguna virtud más… y, las encontramos aunque parezca mentira y es que para empezar estamos ante una adaptación de un cómic de Alan Moore y eso amigos, es algo que tampoco nadie se puede perder.
Además, si lo pensamos en esencia es el origen de los famosos Vengadores de Marvel en cine ya que su propuesta argumental no se distancia en mucho. Un grupo de los mejores héroes/superhéroes del mundo, unidos para derrotar a un gran villano común y además, incluso contando con Hulk aquí disfrazado bajo Jekyll y Hide que en esencia es el origen real del Hulk de los cómic.

Además de un Hulk tenemos una vampira, un hombre invisible, un Profesor Nemo con Batmóvil o una especie de Viuda Negra en formato pistolero americano y hasta un Dorian Grey que recuerda a otros muchos héroes Marvel/DC. Y por supuesto a Quatermain en la piel de Sean Connery como tutor de todo este equipo de Vengadores arcaicos.
Destacar que si Alan Moore uso el formato cómic para plagiar a los superhéroes Marvel/DC, no es menos cierto que lo hizo apoyándose en los “superhéroes” clásicos de la literatura que Marvel/DC habían usado antes para “inspirar” a sus creaciones. Así que estamos ante la famosa pregunta del huevo y la gallina.

Por desgracia, la película tiene más cosas malas que buenas y aunque la producción se esmera en dejar algunas escenas interesantes como el arranque del filme y un diseño de producción más que elegante, el resultado nunca acaba de convencer y termina siendo una película a la que nadie le pide una segunda parte y eso, deja muy claro cual es el resultado final.
A favor de sus creadores decir que corría el año 2003, es decir, el peor momento del cine de acción donde el cgi, la tendencia a lo exagerado y los fuegos de artificios arruinaban cualquier posibilidad de crear una trama y unos personajes interesantes. Pocos años después Nolan lo cambió todo con Batman Origina así que si esta película hubiese sido gestada a finales de la primera década de 2000 en vez de a principios, el resultado seguro hubiese sido mejor.