Hoy volvemos con nuestra querida sección de mitos eróticos del cine. En este plácido paseo a través de mirillas prohibidas donde el deseo, la belleza y el amor hacia la divinidad nos hacen recordar nuestros primeros instintos sexuales, teníamos que recurrir tarde o temprano a ella. A aquella misteriosa y simplemente perfecta Mujer de Rojo.

Kelly LeBrock lo tenía todo. Una carrera de éxito como modelo, un debut multimillonario en el cine con ‘La mujer de rojo’, un cuerpo espectacular que se convirtió en el sueño de medio mundo gracias a ‘La mujer explosiva’, un marido famoso y rico, pero entonces desapareció.
Para todos aquellos nacidos entre finales de los 70 y principios de los 80, John Hughes representa la visión de la adolescencia. Nadie como el director americano supo recrear en la pantalla lo que significa vivir en esta tierra de nadie entre la infancia y la etapa adulta, con sus conflictos internos, sus primeros amores y la incomprensión de la sociedad. Hughes fue el responsable de lanzar al estrellato a Molly Ringwald, gracias a clásicos como El club de los cinco, La chica de rosa o Dieciséis velas. Pero, además, consiguió hacer realidad la fantasía de todos aquellos adolescentes que no se atrevían a ligar con chicas, dándoles la posibilidad de crear a su mujer perfecta a través de un programa de ordenador. La película se llamó La mujer explosiva y la chica en cuestión era Kelly LeBrock, protagonista de gran parte de los sueños húmedos de los ochenta.

Bio, auge y caida

Kelly LeBrock nació en Nueva York, pero pronto se trasladó con su familia a Londres. Allí, y con apenas 15 años, empezó a trabajar como modelo. Mientras estaba en una fiesta, se le acercó un hombre y le dijo que era muy guapa. Acto seguido, estaba viajando a las Seychelles para rodar un anuncio para British Airways. A partir de ese momento, su carrera de modelo despegó muy rápido. Apareció en Harper\’s Bazaar, en Vogue y en decenas de revistas y trabajó con fotógrafos de la talla de Richard Avedon y David Bailey. Pero con la fama, llegaron las fiestas y las drogas. LeBrock, preocupada por el desmadre en que se estaba convirtiendo su vida, decidió trasladarse a Nueva York, pensando que allí estaría más segura, pero, desde luego, se equivocó. Una vez en Estados Unidos, la cosa fue de mal en peor, hasta el punto que Eileen Ford, su agente y fundadora de la agencia de modelos Ford, llamó a su madre para recomendarle que cogiera el primer vuelo y controlara la salud de su hija. Ésta la apartó del mundo en que se movía, obligándola a dar un cambio radical a su vida. LeBrock se trasladó a California, dejó el modelaje y empezó a salir con un aspirante a productor de Hollywood, Victor Drai, con el que se casó en 1984. Juntos crearon la que sería la primera película de ambos, La mujer de rojo, producida por Drai y con Kelly como protagonista junto a Gene Wilder.
La película fue un éxito de taquilla y convirtió la escena de LeBrock haciendo volar su vestido rojo a lo Marilyn Monroe en un icono del cine. Luego vino La mujer explosiva, el final de su matrimonio con Drai, las salidas con actores como Jack Nicholson o Warren Beatty y el hombre que marcó su vida, Steven Seagal. Se conocieron en Japón, donde Kelly estaba haciendo una sesión para Vogue. “Había hablado algunas veces con Steven pero no pensaba darle ninguna oportunidad. Al final, accedí a tomarme una copa con él y vino a buscarme a mi habitación. Al abrir la puerta me encontré con un hombre de 1’90, guapo, delgado, que hablaba japonés y hacía acupuntura, cantaba, dibujaba y tocaba la guitarra y la batería. No había nada que no pudiera hacer. Era como un hombre del Renacimiento”, ha declarado LeBrock. Pero lo que parecía un sueño acabó siendo una pesadilla. Maltratos, reclusiones en casa y el abandono total de su carrera cinematográfica. Convivió 10 años con Seagal, hasta que en 1996 se divorció del actor y se recluyó en un rancho de Santa Bárbara con sus hijos. “Me volví una ermitaña”, cuenta la actriz. El matrimonio con Seagal la dejó anulada como persona, incapacitada para relacionarse con nadie y viendo como los detalles más escabrosos de su divorcio se aireaban en la televisión.

El retorno

LeBrock es un mito y un ejemplo de como no se debe actuar. \’La Mujer de Rojo\’ dio inició a una \’Mujer Explosiva\’ que fue hundida por un \’Divorcio Mortal\’, pero como estrella y mito que fue demuestra que es \’Difícil de Matar\’. Y como vemos, sus cuatros primeros films no sirven de resumen perfecto de lo que fue su auge y su apogeo el cual este último queremos borrar gracias a Kelly está de vuelta el próximo mes con la película \’10 Days in a Madhouse\’, la cual se estrena el 11 del 11 de 2015 y en la que por cierto también participa otro mito caído en el olvido, el no menos icono ¿sexual? Christopher Lambert.
Y esto es todo sobre una mujer que tuvo posiblemente el rostro más perfecto que el cine moderno ha conocido, la sonrisa más dulce que los 80 contempló y por primera vez en su tiempo, un cuerpo modelo que sirvió de canon a la nueva feminidad. LeBrock fue una adelantada a su tiempo, fue un prototipo de mujer actual nacida dos décadas antes. Fue el sueño erótico que todos los amantes del videoclub pudimos contemplar una vez tras otra. Fue simplemente la encargada de destrozar reproductores de Beta y VHS debido al uso de pausa y retroceso de su famosa salida desnuda de la cama del genial Gene Wilder.

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