Las Leyes de la Frontera ha tenido una segunda oportunidad gracias a Netflix, plataforma de streaming en la cual la películas de Daniel Monzón es una de las películas más vistas semana tras semana. Y es que esta obra basada en el género “Quinqui”, ojo, no es una película de “Quinqui” (género cinematográfico que narra las vivencias y las aventuras de delincuentes de estrato social muy bajo, siempre jóvenes o muy jóvenes, y que han alcanzado la fama por los delitos cometidos) como podrás leer en todas las crónicas, sino que estamos ante una recreación de la época, del estilo y de los personajes habituales de uno de los pocos géneros que es 100% made in Spain.

De este modo, no vamos a ver la Barcelona de 1978 y a una generación de 1978 sino una representación idealizada e imaginativa de lo que fueron aquellos años y aquí viene uno de los punto claves de a quien va a atrapar y a quien no tanto esta película: la edad de espectador.

Sin duda alguna si eres alguien nacido en los 70s, ‘Las Leyes de la Frontera’ te llegará directamente al corazón y si eres un milenial, el flechazo será mucho menor pero aún así, es una película muy recomendable para todos las edades mayores de 16. Monzón adapta el famoso libro de nombre homónimo pero lo hace de una manera magistral, dotando a los personajes de una fuerza y personalidad del mismo calado que la tienen en el libro. Lo demás es simplemente Monzón. Un ritmo vertiginoso, una emoción desbordante y una empatía que los “malos” de la función que ya pudimos tener en películas como ‘Bonnie y Clyde’ de Arthur Penn.

En definitiva , Monzón se parapeta en unos actores que bordan sus papeles (magnífica, estelar Begoña Vargas), un diseño de producción más que brillante, una historia magnífica del no menos magnífico escritor Javier Cercas, al que parece que le sientan muy bien las adaptaciones cinematográfica (Soldados de Salamina es un referente en nuestro cine reciente). Las escenas de acción están rodadas a un nivel altísimo, la banda sonara que acompaña la historia es la banda sonora de nuestras vidas, perfectamente seleccionada, con una Gerona (aún no era Girona) de fondo de la historia que parece tan auténtica como lo es en general toda la película. No es solo un homenaje a aquel cine de El Pico, El Vaqulla o Deprisa, deprisa, Las Leyes de la Frontera es mucho más, por sí misma sobrepasa cualquier cinta de homenaje o intento de recuperar un subgénero que ya se fue y que en su momento tuvo su público. Es una historia de amor, una muy bonita historia, por cierto.

Sin duda, una gran película que estará rondando los Goya en varias categorías y que merece mucho la pena ver. Al fin y al cabo, los quinquis, las historias de amor y nuestro pasado bien merecen un par de horas de atención. Se disfrutan, se lo aseguro.