Kubelik (Jack Lemmon) observa en penumbra bajo la lluvia y la luz de una farola, como una pareja entra a su apartamento para disfrutar de una idílica noche de amor furtivo.


Baxter (Shirley MacLaine) usa un espejo roto para verse a si misma tal cual se siente. 

Solo estás dos ideas son suficientes para retratar de forma perfecta la situación y personalidad de los dos protagonistas de una de las películas más redondas que ha dado el cine. Sí uno busca un minuto vacío en El Apartamento no lo va a encontrar porque no existe. 8 meses tardó Billy Wilder para escribir un guión perfecto que usa de forma inigualable las palabras para rellenar las ideas que no se reflejan en imágenes. De este modo El Apartamente es uno de los filmes que mejor representa que es el cine, una expresión artística gobernada por la imagen donde la palabra rellena lo que ella no puede expresar. 

El otro gran logro de El Apartamento es su corazón: un drama de amargura romántica y de humillación social enmascarado bajo una dulzura cómica e interpretativa que la convierten en una de las comedias más lumínicas y depremimente por igual que el cine ha dado. El Apartamento es tierna y mezquina, inocente y mordaz, gamberra y sería, dramática y cómica, humilde y compleja, crítica y comprensiva, romántica y grotesca y muchas más cosas que quieras buscar. Es una película que habla sobre las miserias del ser humano y la sociedad y al mismo tiempo, sobre el amor y la bondad de estos mismos. 


Cada detalle, cada cuadro, cada ensere, cada atrezzo o vestuario y cada movimiento de cámara están tan medidos al milímetro pero a la vez tan escondidos bajo una puesta en escena tan sencilla y humilde, que es necesario ver varias veces la obra para darnos cuenta que estamos ante una de las mayores obras maestras que jamás el cine ha dado. Y para colmo tenemos a un Jack Lemmon genial acompañado de un Shirley MacLaine que posiblemente posee el plano con el rostro más bello que ha dado el cine. 

EL APARTAMENTO by Lucen | La película más compleja y sencilla que ha dado el cine

Estrenada en 1960 y escrita por Billy Wilder, mano a mano con I.A.L Diamond, los dos formaban un tándem que destacaba por su originalidad y huía de lo establecido. En “El apartamento” no quieren retratar al gran héroe americano al uso: guapo, intachable, audaz. Buscan al hombre corriente y Wilder encontró en Jack Lemmon su “hombre de la calle” y en Shirley MacLaine la vecina de al lado, capaz de enamorar al protagonista con una belleza sin estridencias.

En fin, Billy Wilder pone el foco en dos personajes corrientes, que tratan de hacerse un hueco en esa selva urbana que es el rascacielos de Nueva York en el que trabajan. Él es un oficinista anónimo, situado en el penúltimo eslabón de la cadena alimentaria de su oficina. Y ella, empleada como ascensorista, en el último. Pero es mejor que ellos mismos se presenten.

C.C. Baxter (Jack Lemmon) es un empleado con ambiciones. Sus superiores utilizan su apartamento para sus citas extramatrimoniales y él a cambio aprovecha la circunstancia para intentar medrar en la empresa. Su gran oportunidad se presenta cuando la popularidad de su vivienda llega a oídos del Sr. Sheldrake, el gran jefazo, que también quiere participar en la trama de la llave. La llave es un elemento aparentemente insignificante que juega un papel crucial en la película.

Fran Kubelik (Shirley MacLaine) es la ascensorista del edificio. Al principio de la película se presenta como un personaje dulce, ajeno a las intrigas de la oficina y por lo tanto por encima del resto. Sin embargo ella esconde una relación sentimental con un hombre casado. Pero no busquéis en su rol esa faceta de pobre chiquilla que se deja engañar por alguien más maduro. Al contrario, Kubelik tiene una visión extremadamente lúcida del lugar que ocupa dentro de la pareja y eso la convierte en una mujer muy contemporánea.

En “El apartamento”, tras esa fachada de comedia mordaz, el espectador va a encontrar temas delicados: el adulterio, el abuso de poder, el suicidio… por eso aunque la idea se le ocurrió a Wilder diez años antes no la rodó hasta 1960 cuando la censura del Código Hays se había relajado.

La génesis de “El apartamento” es curiosa, el propio director contaba que la inspiración para su guión la encontró viendo “Breve encuentro” (1945). En la película de David Lean la pareja protagonista se cita de forma clandestina en el piso de un amigo. Wilder, que tenía un sexto sentido para detectar caminos poco trillados, se preguntó quién sería el dueño de la vivienda. Y con esa original premisa nace C.C. Baxter y su codiciado piso de soltero.

Y aquí van algunas curiosidades sobre “El apartamento”.

  • Billy Wilder llegaba con los deberes hechos al set de rodaje, lo que le permitía rodar a una velocidad de vértigo. Para que os hagáis una idea la película se rodó en 50 días, fue montada en una semana y casi no sobró material rodado.
  • El celebrado dúo Wilder-Lemmon se unió por primera vez en 1959 en la película “Con faldas y a lo loco”, así que “El apartamento” fue su segunda colaboración. Juntos rodarían siete películas.
  • La perspectiva de la oficina la creó el diseñador de producción Alexander Trauner, colocando mesas cada vez más pequeñas en las filas posteriores hasta que aparecían recortables diminutos de personas al fondo.
  • El personaje de Sheldrake lo iba a interpretar Paul Douglas, pero falleció junto antes del rodaje, así que Wilder recurrió a un viejo conocido, Fred MacMurray, con el que había trabajado en “Perdición” (1944), pero éste le dijo que no. ¿El motivo? Tenía un contrato con Disney, así que las razones eran obvias. Pero afortunadamente cambió de opinión.

Cuando a Billy Wilder le entregaron el segundo Oscar de la noche por “El apartamento”, ganó cinco, le susurraron: “Es hora de parar Billy”. El director acumulaba ya una larga carrera a sus espaldas y se daba cuenta de que aquella iba a ser una película difícil de superar, pero mereció la pena que Wilder siguiese rodando, porque aún nos dejó cintas memorables como “Uno, dos, tres” (1961), “En bandeja de plata” (1966), “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” (1972), “Primera plana” (1974), etc… y hay que decir que Wilder no se jubiló, si acaso lo hicieron los Estudios cuando llegó a una edad avanzada. Cuando ya tenía 91 años y Cameron Crowe lo entrevistó para su libro “Conversaciones con Billy Wilder” él aún decía que le gustaría seguir dirigiendo.

En resumen, que si hay alguien que no haya visto “El apartamento” ya está tardando. Y con este director memorable, al que va a ser obligado dedicar más podcast, me despido por hoy, no sin antes recordaros que reviséis los clásicos.

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