Puntuación: ***
Visual: ***
Narrativo: **

Sabemos que no estamos ante la película de la década, ni del año, ni del mes, ni siquiera de la semana, pero, estamos ante la nueva película de una saga que al menos a Cinematte nos despierta respeto, primero por hacer las cosas bien, segundo por intentar tratar al cine de acción con respeto y seriedad sin atisbos de comicidad o cine de hipérboles imposibles que restan tensión y dramátismo a un género noble muy maltratado desde mitad de los 90.

Cierto que estamos ante el capítulo más soso de la saga, pero cierto también que no queremos que acabe aquí y nos gustaría poder ver de nuevo a Selene en acción y eso solo quiere decir una cosa, el film gusta, seguro no emociona ni sorprende, pero como si fuese un capítulo más de nuestra serie semanal favorita, deja al espectador contento y con ganas de una ración más.
Creemos también que en ‘Underworld: Guerras de sangre’, la nueva entrega de la saga protagonizada por Kate Beckinsale y su queridísima Selene debería haber propuesto algo más atrevido y digno por lo que las películas de ‘Underworld’ significan para muchos. Precisamente, para estos adeptos (nosotros mismos)  es para quien parece estar dirigida, única y exclusivamente, pues parece más un amalgama de licántropos y vampiros con situaciones ya dadas en sus anteriores películas y una recopilación de flashbacks sobrantes que no hacen más que aumentar el tiempo de metraje de una cinta que merecía un poco más de originalidad. Pero, que diantres, nos gusta al igual que nos gustan las repetitivas chácharas en ocasiones de Juego de Tronos o la retahíla de obras Marvel que salen de debajo las setas en los últimos años.
Con la estética y ambientación clásica de la franquicia, ‘Underworld: Guerras de sangre’ nos regala como nuevo una fotografía aceptable, una puesta en escena habitual post Matrix, que sigue gustando, una seriedad en su planteamiento y en las escenas de acción que respetan el noble cine de los 80, una Selene preciosa que nos sigue cautivando como reina de serie B. Por desgracia la cámara es más nerviosa de lo que debería cuando de escena de acción se trata dejando más protagonismo al montaje que al plano secuencia y eso no nos gusta. Y sobre todo hemos notado poca intensidad a la hora de contar una historia a veces muy lánguida y poco sorpresiva.
Por eso creemos que el que Selene haya vivido 1500 años no quiere decir que la franquicia también pueda hacerlo si no se cuida más que en esta última entrega.