Puntuación: ****
Visual: ****
Narrativa: ****

Después de mucho meditar hemos decidido darle cuatro estrellas en todos los apartados a esta curiosa y distinta obra sobre el universo Star Wars. Rogue One es ya una obra de culto, un ente singular y una obra que gana enteros conforme van pasando los días. Es por tanto un futuro proyecto de clásico que sirve de antesala a uno de los clásicos más aclamados de todos los tiempos. Es la historia que abre aquella nueva esperanza y ya leyenda del cine llamada La Guerra de la Galaxias. Curiosamente, es también quien acaba con su mito debido al carácter de entrega anual vía spin-offs que ha tomado la saga en manos de Disney.

La Fuerza está en ella

Estamos ante una obra muy especial. Rogue One es el primer spin-off de la historia de Star Wars, una forma distinta y modesta (si esta saga entiende de modestia) de llevar al cine las aventuras del universo galáctico creado por George Lucas. Tras un primer visionado nos hizo falta un segundo para puntuar definitivamente lo que debe ser un antes y un después en Star Wars. Ahora decimos que la primera impresión fue  no sólo buena sino que muy buena, la segunda como veis ese notable muy alto que se ha llevado. 

Cuando uno entra al cine y sabe que tiene una crítica que escribir, los sentidos se posan sobre la obra de una forma distinta a como lo haría ante  un visionado únicamente de placer. Esto hace que muchas veces el instinto se pierda y el razocinio acabe desvirtuando el verdadero valor de la producción. Con Rogue One hemos preferido primero ponernos ante ella como puro placer para después, realizar ese segundo visionado donde el citado razocinio acabe por dictar que puntuación nos merece (a nosotros que no ella). 

Lo primero que hay que decir es que por primera vez podemos analizar la obra como capítulo independiente y es que, Rogue One no va a necesitar de una continuación y o precuela para \”realizarse\” como film o ente. Rogue One es lo que es y no hay más que buscar ya que no va a crecer o menguar dependiendo de nada. Ha llegado como recuerdo y como homenaje a esa leyenda llamada Star Wars y en eso se queda.

Rogue One es además una obra distinta a lo visto hasta ahora. Es un capítulo construido con sus propias reglas; es un film de Star Wars en su hilo narrador pero no en su forma de ser rodada y entendida.
La obra de Gareth Edwards o de Disney o de quien sea es totalmente libre y eso la hace única. Podrá ser mejor o peor pero desde ya aviso que estamos ante una obra de culto, una rara avis, uno de esos films que va ganando peso con los años hasta ser una leyenda y un ejemplo a imitar sin posibilidad nunca de conseguirlo. Y es que ya no habrá otro primer spin-off de Star Wars, ha sido este y este será, y como tal, su valor debe ser apreciado desde el mismo día de su estreno como el de un objeto único y de culto que hay que preservar e incluso añorar por los años de los años.

Siempre ha costado ubicar Star Wars dentro de un género, es más, hubo que crear uno llamado \’Space opera\’ donde situarla de forma más lógica y coherente. Star Wars tiene toques de western y un poco de ciencia ficción; tiene fantástico y fantasía; espada y brujería y por supuesto un mucho de acción y un poco de humor. Rogue One en cambio si sabemos donde situarla y es que aunque a muchos le pueda sorprender estamos simplemente ante un film bélico en su concepción, eso sí, bajo la capa del universo de Lucas con lo que eso conlleva.
Que nadie se piense que vamos a ver Apocalypse Now, pero, la acción bélica es posiblemente el elemento más destacado y distintivo de esta nueva propuesta. En el fondo seguimos ante una Space Opera pero la fantasía deja paso a la batalla y la fuerza y el misticismo se pierden ante la crudeza del metal y la violencia que desprende una batalla, una guerra o simplemente sus decisiones a tomar.
Además, ese aura de western (con toques de cine de samurais) que siempre ha sobrevolado sobre la franquicia aquí se magnífica al dejarnos una especie de \’7 (5 realmente) magníficos\’ o \’Grupo salvaje\’ llamada Rogue One o Pícaro uno.  Un grupo de \”forajidos salvajes\” que tiene la oportunidad de redimirse o simplemente de sacrificarse por un bien mayor. Así, el ecléctico grupo es otro de los grandes aciertos de la obra junto a sus dos líderes, una suerte de Yul Bryner y Steve McQueen bajo el rostro de Diego Luna y la tan deseable desde ya Felicity Jones.

Al igual que en El Despertar de la Fuerza, los guionistas de Rogue One, Chris Weitz y Tony Gilroy se centran en una guerrera hecha por el destino para asumir o más bien destruir el poder más poderoso de la galaxia. Interpretada por Felicity Jones, que físicamente podría pasar fácilmente por la hermana mayor de la estrella de la Fuerza Daisy Ridley, Jyn Erso ha crecido bajo la nube de la reputación de su brillante padre científico como un traidor por haber pasado al lado oscuro cuando, de hecho, fue capturado y coaccionado para crear el diseño de la Estrella de la Muerte. Con estos mimbres nos encontramos lo ya dicho: un film único, bélico y con hechuras de western que homenajea a la perfección la leyenda de Star Wars pero que sabe flotar como ente propio con su propia puesta en escena, su propia seriedad narrativa, su propia banda sonora y su propia leyenda épica que surge como cuento entre corchetes de ese gran universo canon que posee Star Wars.
Con más de 300 millones de dólares en su debut global, el nuevo juguete de Disney y Lucasfilms es una rebelde y oscura estrella fugaz que surca el enorme universo creciendo a cada metro que avanza y ganando intensidad en cada minuto que pasa.

De este modo cerramos diciendo y avisando que Rogue One es oscura y crepúscular, es una obra de planos cortos y claroscuros que se asemeja a un lienzo de Rubens. Es una película que contempla crímenes de guerra perpetrados por la rebelión.  Es el final de una época que da inicio a esa luminosa estrella llamada La Guerra de las Galaxias.
Pero, al mismo tiempo, Rogue One es inocente y sencilla, es un clásico de serie B o un western de Budd Boetticher con apariencia menor pero que oculta más de lo que revela. Es quizás como ese pequeño planeta donde vive Darth Vader: oscuro, parco, pero poético y hermosamente terrible en si mismo.


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