Crítica Mil maneras de morder el polvo | Seth MacFarlane, Charlize Theron, Amanda Seyfred

Puntuación: 6.2

El padre de familia deja los dibujos tocahuevos y abandona a los osos de peluche depravados, para meterse de lleno en el sucio, crepuscular y salvaje oeste americano.

El western es el género clásico por antonomasia del cine norteamericano. Ahora uno de sus chicos más gamberros, se atreve a darle la vuelta y mofarse de cada uno de sus tics, mitos y costumbres. El humor punzante, escatológico y a veces inspirado, sacude el género rey por un par de chistes y algo de dinero.
Tras huir de un duelo con uno de sus acreedores, el simpático y humilde ganadero Albert (el propio MacFarlane) es abandonado por su novia (Amanda Seyfred). Sentimentalmente destrozado, trabará amistad con la pistolera Anna (Charlize Theron), esposa del temible forajido Clinch Leatherwood (Liam Neeson).

En las décadas de oro del cine americano, el western y la comedia reinaron por encima de lo demás. Los 40 y los 50 fueron y son un ejemplo de cómo tocar esos dos géneros con total respeto e inspiración. La cinta de hoy es el ejemplo perfecto de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

No voy a negar que en Mil maneras de morder el polvo nos encontramos escenas aisladas que nos hacen reír a labio partido. Tampoco negaremos que MacFarlane tiene golpes de genialidad que lo convierten en un nombre más que interesante. El problema viene, cuando lo que quieres hacer no es capítulo de una serie, sino una película con todo lo que eso conlleva. Y es aquí donde el humorista flojea, ya que no nos encontramos con una comedia clásica y genial de los 40, sino con un conjunto de sketchs que sueltos quedan muy divertidos, pero que como conjunto no nos deja una comedia de calidad, ni siquiera una comedia compacta y formal, sino más bien una especie de Aterriza como puedas (con lo bueno y malo) en pleno salvaje oeste.
Por eso en el fondo estamos ante un ejercicio cómico que medita acerca de cómo ser políticamente incorrectos y no morir en el intento., pero que lamentablemente la maquinaria creativa del director solo funciona a plena potencia en momentos contados, ya que el alcance de las bromas sobre pedos, felaciones y esclavos no siempre es el esperado y el deseado (si es que alguien los desea).

Por suerte el film ha tenido la fortuna de contar con actores de renombre que son la salsa del mismo. El mismo Seth MacFarlane está que se sale. Charlize Theron reafirma sus asombrosas dotes cómicas y sería injusto no hacer referencia a la loable labor de Sarah Silverman, Albert Stark, Amanda Seyfried o Liam Neeson.

Así que en definitiva estamos ante un buen episodio temático de Padre de familia, ante un show cómico con momentos de lucidez, ante un reparto de estrellas, pero ante una “película” bastante desengranda, floja y limitada.