Puntuación: ***
Visual: ***
Narrativa: ***

Hay películas que deben enfocarse desde lo que son y sólo así, se podrá llegar a entender el trabajo de todo el equipo que hay detrás. Hay películas que sólo tienen una meta, entretener, o al menos, intentarlo. Hay películas que no deben ser analizadas con chaqueta y corbata sino más bien desde el otro lado del mostrador de un vídeoclub. Hay películas que no son para la crítica sino para el público palomitero, ese que por suerte aún llena las salas y vacía los depósitos de palomitas. Ese que hace ruido, ríe e incluso molesta, pero que hace posible que la maquinaria de Hollywood siga haciendo producciones del calado de la de hoy.

Y como ya he dejado claro por donde va este film, no voy a realizar una crítica habitual, sino más bien una opinión de videoclub, de bar o de amigos donde decir que no llega la sangre al río.
Dioses de Egipto está pensada únicamente para entretener así que aunque lleva detrás de la cámara a un nombre como el de Alex Proyas, no voy a mentar detalles técnicos o de producción ya que ni falta le hace. Dioses de Egipto es tan buena y tan mala como en su día lo fue El señor de las bestias, Jason y los argonautas, Las minas del rey Salomón o Sheena reina de la Selva. Dioses de Egipto es una absurda producción de serie B que ha sido gestada en la era digital y por tanto deja la animación a mano de Harryhausen en los brazos de lo vacuo y artificial de lo digital, tan artificial eso sí, como lo eran los esqueletos del citado maestro de efectos especiales.

Así, Dioses de Egipto no puede ser mala sino más bien, mal vista. La película puede llegar a ofender a más de uno pero también puede llegar a excitar a más de dos y ya con eso es suficiente. La película vista desde la mirada de un adolescente limpia de influencias cahieristas, divierte, sorprende y te anima a seguir el metraje con la idea de que algo nuevo va a ocurrir. La película no es menos divertida ni peor que cualquier venerado e insulso episodio de una serie actual. No es un film al uso, no hay 100 iguales en Netflix.
Dioses de Egipto simplemente es la primera película del verano y como tal, es lo que es, un film para disfrutarlo en compañía, con palomitas y a poder ser en un cine descapotable.
Joder, y encima hay chatis y chatos.
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