Puntuación: ***

Hero, La casa de las dagas voladoras, La maldición de la flor dorada, Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos, Las flores de la guerra y ahora La gran muralla, son las aportaciones del genio de Zhang Yimou al cine comercial, al entretenimiento y al espectáculo que suele llegar a todos los públicos, es decir, estamos ante una nueva aportación en teoría didáctica para ese tipo de público que solo contempla el cine como un simple momento de ocio.

Llega a los cines ‘La Gran Muralla’, una coproducción chino estadounidense que nos dice como la industria de Hollywood busca abrir fronteras y expandir su estancada hegemonía. Desde La Meca del Cine coquetean sin pudor con la superpotencia asiática, que podría convertirse en poco tiempo en el mercado cinematográfico más importante del mundo, por delante del estadounidense. Lo del coqueteo de Hollywood con China no es una exageración. El cine es entretenimiento, pero también negocio. Ahí aparece el gigante oriental, donde en 2016 se construyeron 27 pantallas de cine por día. Un dato fuera del alcance para el resto de países. Si una película triunfa en China, su taquilla puede engordar a lo grande. No hay más que ver los números de ‘Warcraft’ en 2016. Este largometraje recaudó 433,6 millones de dólares en todo el mundo. De esa cantidad, 47,3 millones fueron en Estados Unidos, por ¡220,8 kilos en China! y no olvidemos tampoco como \’Rogue One\’, la última película del universo ‘Star Wars’, contaba con dos intérpretes chinos: Donnie Yen y Wen Jiang.
Y para esta búsqueda de nuevas divisas del mercado chino, que mejor recurrir al gran exponente del cine chino, es decir, Zhang Yimou y a uno de los grandes actores americanos del momento, o lo que es lo mismo, Matt Damon.
El argumento de ‘La Gran Muralla’ es el siguiente: en China, en el siglo XV, un mercenario inglés (Matt Damon) y otro español (Pedro Pascal) se encuentran en China buscando la pólvora. Allí son testigos del misterio que rodea a la construcción de la Gran Muralla China; no se construyó para mantener alejados a los mongoles sino algo más peligroso: unos monstruos devoradores de carne humana. Los dos mercenarios, que estaban en China para conseguir por cualquier medio el invento más peligroso de la época, acabarán inmersos en esa lucha por defender la humanidad junto a un ejército, el chino, perfectamente adiestrado para combatir a esas criaturas. 
Para este argumento el propio Yimou ha contado con grandes nombres de peso como Edward Zwick, Tony Gilroy y Marshall Herskovitz. Y aquí empieza el problema de la obra. Nace bajo cuatro guionistas y directores muy distantes uno de otro, nace con origen asiático fusionado con la misma Hollywood. Usa a estrellas como Matt Damon para llamar la atención anglosajona y con Pedro Pascal para la latina. Mezcla mitología con historia; decoración real con cgi de baja calidad; acción con drama y así hasta dejarnos una obra que no sabes donde situarla y a quien atribuirla. 

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No podemos decir que estemos ante una obra de Yimou aunque se vean cosas de él. Tampoco podemos decir que estamos ante un gran blockbuster hollywoodiense aunque veamos a estrellas como Matt Damon. No podemos decir que es mala, pero desde luego mucho menos que es buena. Así que estamos ante un ejercicio atípico que no nos atrevemos a recomendar a nadie aunque seguro que hay gente que disfrutará con ella. 
La gran Muralla es un experimento fílmico, una especie de primer contacto entre una futura alianza Hollywood y China. Es un film que debe ser tratado como eso, como experimento. No es atribuible a nadie concreto sino a una nueva idea de globalizar la industria americana del cine. Curiosamente en China ha funcionado, en el resto del mundo dudamos mucho que lo haga.